Uno
de los escritores más importantes en el género de la ciencia ficción tuvo como
aliada a lo largo de su carrera a la ingenuidad.
En los 40´s del siglo
pasado, en una cafetería en Los Ángeles
solían reunirse Forrest J. Ackerman,
escritor de ciencia ficción, Ray
Harryhausen, un mago de la animación y efectos especiales, y Ray Bradbury, escritor de ciencia
ficción. En una de esas reuniones, los tres discutían entusiasmados sobre la posibilidad
de que el hombre llegara a la Luna o más allá. Las mesas vecinas con
incredulidad ante lo mencionado se asombraban y reían por lo ingenuo de sus
comentarios. Bradbury era de los que
tenía aquella notable ingenuidad,
aquella lírica de creencia en el mañana y ello le permitió relatar extraordinaria
ciencia ficción.
El pasado 22 de agosto de este año se cumplieron 100 años de su nacimiento. Ray Bradbury
nació en Illions, Estados Unidos. A
los 14 años se mudó a Los Ángeles, California, lugar en el cual comenzaría su
pasión por leer y posteriormente por escribir.
Ray a lo largo de su
exitosa carrera escribió cuentos y novelas de diversos géneros, terror,
suspense, humor, poesía, crónica, policiaco, pero en donde destacó fue en el
género de la ciencia ficción por su obra Crónicas marcianas. En la cual narra
los primeros viajes a Marte y la
colonización, con esa forma de arte narrativo incomparable, esa emoción
indescriptible y esa ingenuidad entrañable.
Además de la literatura,
Bradbury sobresalió en el mundo del cine.
Colaboró con John Huston en la
adaptación a la pantalla grande de Moby Dick. Fue nominado a un premio Óscar por su película animada Icarus Montgolfier Wright.
Es curioso saber qué
pensaría Ray Bradbury acerca del mundo actual, cómo vería este nuevo milenio
una persona que varias veces en las páginas de sus novelas y cuentos anticipó algunas de las cosas que vemos hoy en
día. La ingenuidad que tuvo, fue la misma que nos regaló relatos
maravillosos, películas y frases memorables. La ingenuidad nos permite soñar,
creer e imaginar.
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