¿Te
imaginas que estuvieras arriesgando tu vida y la de tu familia, por el simple
hecho de salir a estudiar o a trabajar? Esta es la realidad que viven millones
de estudiantes y profesionales de la salud.
La
tecnología ha permitido que la mayoría de estudiantes muchos trabajadores,
puedan realizar sus labores de forma remota, por medio de video llamadas y
diversas herramientas virtuales. De esta forma, permaneciendo en casa sin
ningún tipo de riesgo de contagio ante el virus de la covid-19.
Sin
embargo, el ámbito de la salud nunca puede parar, un hospital no puede dejar de
funcionar y ningún tipo de médico puede realmente realizar consultas en línea
de manera efectiva. Los estudiantes y profesionales de la salud se han visto
forzados a continuar con sus labores, las cuales son de alto riesgo por el
constante contacto con decenas de pacientes que podrían ser portadores del
virus.
En
esta ocasión tuve el privilegio de entrevistar a dos estudiantes inmersos en el
mundo de la salud, acerca de su experiencia estudiando y laborando como
doctores en medio de una de las peores crisis sanitarias que hemos vivido.
Adrían Ocaranza Sentíes es un joven de 24
años, estudiante de décimo semestre de medicina en La facultad de medicina de
la Universidad La Salle, en San Luis Potosí. Guillermo Andere Gómez de 23 años,
es un estudiante de odontología prácticamente titulado, por parte de la
Universidad Latinoamericana, en Cuernavaca Morelos.
Estas
han sido sus experiencias.
En la medicina
En
un contexto normal, Adrián tendría que asistir al hospital de lunes a viernes,
con una guardia nocturna cada cuatro días. Debido a la situación de emergencia
sanitaria la dinámica dentro de su carrera ha cambiado mucho. Ahora solamente
tiene que asistir a hacer guardia al hospital cada 4 días, teniendo clases
virtuales el resto de la semana.
Sin embargo, hay un pequeño detalle, el IMSS
donde Adrián realiza su internado es un hospital covid, por lo que cada vez que
hace guardia, está expuesto al virus. Si bien Adrían no labora dentro de la
zona covid, diariamente convive con pacientes que podrían estar contagiados. En
repetidas ocasiones ha estado en contacto con pacientes y compañeros
infectados, afortunadamente él se ha mantenido sano, pero el peligro inminente
se ha convertido en su día a día.
Si
la situación no es buena del todo, las condiciones de los hospitales públicos
no ayudan, de hecho, son perjudiciales. La mayoría de hospitales del IMSS
tienen instalaciones viejas, espacios reducidos y sin ventilación de calidad,
una combinación que potencia el riesgo de contagio. Pero laborar en el IMSS
tiene sus beneficios, a diferencia de muchos médicos privados, Adrián y los
médicos estudiantes de su hospital ya han sido vacunados contra la covid,
algunos de manera más informal que otros, pero ahora están protegidos.
Es
por esto que probablemente muy pronto los médicos en internado o servicio
social vuelvan a sus labores normales de lunes a viernes, ya inmunizados.
Uno
de los retos más difíciles para los estudiantes en este contexto, es la
repercusión emocional que ha habido en ellos. Una constante ansiedad y paranoia
debido al peligro invisible que podría estar flotando por los pasillos del
hospital, los ha obligado a adaptarse a la situación y a aceptar que el covid
está para quedarse.
A
pesar de toda la presión y el agotamiento, Adrían considera que todo ha valido
la pena: “es muy bonito y gratificante ver cuando la gente se va del hospital y
te agradece”.
En la odontología
En
el caso de Guillermo Andere Gómez las cosas han sido algo distintas, pero
igualmente interesantes. Cuando la pandemia azotó al mundo, Guillermo se
encontraba cursando los últimos 3 meses de la carrera, por lo que el cambio a
clases virtuales prácticamente no le afectó le afectó en absoluto académicamente
hablando. Ahora imaginemos a un odontólogo de tercer semestre, cuya práctica en
la carrera ha sido prácticamente nula y necesita adquirir experiencia por medio
de práctica en pacientes, ¿qué pasará con ellos?
El
conocimiento y la experiencia en la odontología se obtiene prácticamente solo experimentando
y practicando en pacientes, es un hecho que las generaciones jóvenes en la
carrera de odontología tendrán que ser sobresalientes y luchar hasta que
logremos superar esta ola pandémica.
Hace
aproximadamente 9 meses Guillermo abrió su consultorio como pasante en el
hospital militar de la SEDENA, pues se encuentra realizando su servicio social.
En los primeros meses de su llegada, el hospital era covid, por lo que vivía un
constante miedo de contagiarse y se “sanitizaba hasta las pestañas” al llegar a
casa. Fue así como poco a poco Guillermo ha recuperado la confianza y ha
seguido adelante con su trabajo, respetando las medidas de sanidad como el uso
de cubre bocas y otras barreras, toma de temperatura, sanitización y demás.
El
hospital donde labora ya no es covid, sin embargo, cuando lo fue, Guillermo y
todo el personal dentro del hospital, estuvieron expuestos día con día.
Afortunadamente los pasantes de ese hospital ya han sido vacunados, permitiéndoles
atender hasta 10 pacientes al día de forma menos riesgosa, pero el riesgo
siempre estará ahí.
Actualmente
la SEDENA está utilizando a los pasantes para el esquema de vacunación, por lo
que Guillermo también está trabajando en la aplicación de las vacunas a la
población. Al preguntarle si no le generaba miedo, recibí una muy buena
respuesta: “Si yo viviera con ese pensamiento Héctor, no podría trabajar, sabes
cuantos pacientes veo al día? Veo 10, y ahorita en la vacunación estoy en
contacto directo con 800 personas”.
Sin
duda estudiar cualquier tipo de medicina en el 2021 representa un enorme reto para
cualquier persona, nos vimos envueltos por un virus que probablemente se quede
para siempre y la única opción sea aprender a vivir de esta forma. Las futuras
generaciones se adaptarán poco a poco.
Ambos estudiantes, tanto el médico como el odontólogo,
me dejaron pensando bastante, ya que a pesar de dedicarse a estudiar y
próximamente a ejercer carreras diferentes con riesgos diferentes, los dos
llegaron a la misma conclusión. Cualquier persona que se dedique a ejercer o
estudiar en el área de salud, sea cual sea su trabajo, están en un riesgo mayor
ante la pandemia que la población normal.
Es absolutamente necesario que no solamente se vacune
al personal médico público, los estudiantes y médicos privados son igual de
vulnerables al virus, ellos son el motor del país en este
momento, deberían ser tratados como tal. Cuidémoslos a ellos, cuidándonos a
nosotros.
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