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lunes, 2 de diciembre de 2019

Los Hilos De Una Nación

En México  las artesanías son una parte importante de las culturas indígenas. Son tradiciones que han pasado de generación en generación, crean un sentido de pertenencia y, a pesar de ser una fuente de ingresos para numerosas familias mexicanas, sigue siendo un trabajo que tiene muy baja remuneración. Una de las principales causas de este problema es el poco apoyo dentro de los estados del país por parte de la población misma, obligando a los artesanos a emigrar a otras localidades para vender los productos aunque sea a un precio más bajo.

Se enredan, se cruzan, suben y bajan, dan vuelta aquí y allá, se mezclan y crean, se unen, se separan. El movimiento no cesará hasta obtener el resultado deseado. La aguja entra y sale por cada rincón de aquella manta, la colorea lentamente, le va dando vida. La tela negra pinta su cielo de colores con tejidos entrelazados en su ser. Crean una sinfonía de color que inundan aquel oscuro mar. 
Una mujer que usa sus manos para transformar aquello que parecen pedazos de tela insignificantes, plasma su vida y su mundo a través de sus hilos; habla y nos cuenta su historia. Su boca es su telar, sus palabras son las telas, sus sueños son los coloridos hilos que en cada hebra expresan los años de trabajo y dedicación que ha puesto en cada prenda, y por los cuales, me encuentro aquí con ella el día de hoy…

A finales del 2018, el Banco de México (Banxico) y la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex) publicaron que durante el primer cuatrimestre de ese año la industria textil mexicana había roto el récord en exportaciones, rebasando los 557 mil millones de dólares y con un crecimiento del 26% a comparación del año 2017. Sin embargo aún no es suficiente, pues a pesar de que México se encuentra en el quinto lugar como proveedor internacional, las importaciones siguen siendo mayores a la exportación dentro del mercado de la industria de la moda. 
Pero todo tiene una razón de ser, cuestiones que van desde la política mundial hasta los avances tecnológicos y los monopolios empresariales son factores que limitan el crecimiento de las artesanías textiles en el mercado. Estados Unidos es el principal consumidor de textiles mexicanos, sin embargo hay una serie de elementos o requisitos con los cuales la mercancía debe cumplir, por lo que el proceso de exportación puede llegar a complicarse.
El término globalización, de acuerdo con la Real Academia, se define como “Proceso por el que las economías y mercados, con el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, adquieren una dimensión mundial, de modo que dependen cada vez más de los mercados externos y menos de la acción reguladora de los Gobiernos.
Si bien, dicho proceso asimila un crecimiento en el alcance de las producciones culturales, educativas, científicas, tecnológicas y artísticas de cada país, quiere decir también que hay una posibilidad en la pérdida de lo llamamos “propio”, sin que se elimine el derecho de autor existente y válido internacionalmente.

En los últimos 40 años, la industria textil se ha visto cada vez más impulsada por este crecimiento  mundial; lo que antes tomaba un viaje al extranjero para conseguirse, ahora está a solo un click  de distancia. La compra-venta de elementos de la categoría de la indumentaria se ha facilitado con la llegada del internet y el uso de los medios de comunicación como medio de promocionarla. Asimismo, los tratados de comercio internacionales han sido una gran oportunidad en la expansión de grandes firmas dentro del mundo de la moda. Pero no solo las importantes marcas de lujo han ganado poder dentro del mercado mundial, también las artesanías de diversos pueblos han logrado llamar la atención de compradores en todo el mundo así como de grandes diseñadores y artistas que buscan una innovación en los rincones más escondidos de cada país. 

  • Apropiación Cultural

La apropiación cultural es un término que ha ganado fuerzas en los últimos 4 años. Se puede definir como “El acto de tomar o utilizar cosas de una cultura que no es la nuestra, sobre todo cuando no se muestra respeto hacia esta cultura.” 
Si bien, se comenzó a escuchar con más regularidad en Estados Unidos debido a un atuendo típico japonés que utilizó la cantante Katy Perry en su presentación en vivo para los American Music Awards de 2017, nunca había tenido tanta importancia en la sociedad mexicana hasta éste año. La firma de lujo colombiana, Carolina Herrera, publicó su colección Resort 2020 sin saber lo que le esperaba. Una ola de críticas que nació en las redes sociales acusó a la marca de haber robado los diseños de los textiles indígenas mexicanos más valiosos. Se demandó a la marca por apropiación cultural. Sin embargo, la riña no terminó ahí. Tras tal acusación la marca se defendió afirmando que no era su intención ofender a nadie, al contrario, buscaba honrar y promover el valor cultural de los grupos étnicos. Es ahí cuando me di cuenta de la delgada línea entre el plagio y la inspiración. 
La definición dada previamente, nos dice que la apropiación cultural es el acto de tomar elementos de culturas ajenas, faltandoles al respeto y no otorgarles el crédito sobre su trabajo. Por esto mismo el caso de Carolina Herrera, así como muchos otros que han surgido a lo largo de los últimos 10 años, está en duda si la acusación es válida o no. 

  • Exigir respeto fuera y dentro de México
México es un país rico culturalmente, conocido a nivel internacional por sus colores y atuendos típicos llamativos. Sin embargo, los mexicanos mismos suelen degradar tales trabajos y grupos sociales. Se han implementado los derechos de los indígenas con la finalidad de protegerlos de los abusos y la discriminación de sociedades más desarrolladas, pero cabe mencionar que su mayoría son los mismos paisanos quienes desprestigiamos. El caso Carolina Herrera se llevó todos los reflectores, pero otras situaciones similares e incluso más graves suceden cada día y nadie parece hacer nada. En el 2015, dos mujeres citadinas inauguraron una boutique en Polanco, en la Ciudad de México. La tienda vendía accesorios como joyería, cinturones y carteras de mano. Éstas últimas eran carteras de manta bordadas a mano con el típico bordado chiapaneco el cual es reconocido por el gran trabajo que conlleva. Cada cartera tenía un precio de alrededor de $2,000.00. Tras una investigación realizada por una ONG para proteger las artesanías indígenas, se descubrió que las dueñas de la boutique tenían a una trabajadora chiapaneca en su casa a quien explotaban laboralmente como la manufacturera de los productos, y no recibía ninguna parte de las ganancias. 

“El uso de diseños que no son propios no quiere decir que son un robo.” afirma Jack, fundador y director creativo de la marca mexicana CARAVANA. “Mi tienda está repleta de artesanías, creo que es, literalmente un nido de patrones y de diseños indígenas, pero acercate a cada estante o entra a la página de Instagram. Cada uno tiene una tarjeta donde explicamos el origen de la pieza.Mientras se le otorge el reconocimiento al autor original no debe haber problema. Y ser de la misma nacionalidad o no, no debería causar diferencia a la hora de ser acusado con un término en contra de la desigualdad...”.

  • Patrones mexicanos en la Alta Costura

Alejándonos un poco de las cuestiones legales, es importante mencionar el gran alcance que han tenido las artesanías textiles gracias a los medios dentro del mundo de la moda. A continuación 7 colecciones las cuales adquirieron gran fama y poder,y que se basaron en México con el nombre de grandes firmas internacionales:
Jean-Paul Gaultier
Aparentemente Jean-Paul Gaultier es el fan más grande de México y lo ha demostrado en tres diferentes ocasiones. Primero para la colección primavera/verano 1998 Gaultier se inspiró en una mezcla un tanto atípica, Frida Kahlo y Marilyn Manson, resultando en looks mexicano-góticos.
Después, para la colección de Alta Costura primavera 2010 el diseñador se inspiró en Moctezuma y en otros elementos de la cultura  azteca tras haber asistido a la exposición del emperador en el British Museum de Londres.  En 2014, Gaultier participó como juez invitado de “México Diseña by ELLE” para finalmente realizar una cena de gala en el Gran Hotel de la Ciudad de México como parte de su gira por Latinoamérica #JPGLovesLatinamerica donde presentó la colección cápsula Viva Mexique! con looks inspirados en nuestro país.
Louis Vuitton
La campaña primavera/verano 2016 de Louis Vuitton, dirigida por el actual director creativo de la firma Nicolas Ghesquière, fotografiada por Patrick Demarchelier y protagonizada por la actriz francesa Léa Seydoux, capturó el encanto rosa monocromático de la obra “Cuadra San Cristóbal” del arquitecto mexicano Luis Barragán.

Givenchy
El ex-director creativo de Givenchy, Riccardo Tisci nos demostró su gusto por el trabajo  de Frida Kahlo y la cultura mexicana en general cuando en junio de 2010 presentó una colección de Alta Costura tomando como referente el accidente de la pintora mexicana e interpretándolo en prendas como vestidos transparentes y columnas vertebrales bordadas.
Roberto Cavalli
La colección primavera/verano 2007 de Roberto Cavalli se inspiró en los textiles mexicanos tradicionales, los huaraches y el mariachi.
Alberta Ferretti
Para primavera/verano 2014 la diseñadora italiana Alberta Ferretti se inspiró en las tradiciones mexicanas y la belleza de nuestro país con colores vivos, blusas con volantes, listones, flores y aretes grandes.
Missoni
La colección M Missoni primavera/verano 2018 se inspiró en los vibrantes colores de México, interpretándolos en sus famosos patrones como el zarape.
Rebecca Minkoff
La diseñadora norteamericana Rebecca Minkoff tomó inspiración de la “fiesta mexicana” para su colección primavera/verano 2014, con coloridos bordados y patrones, encaje, e incluso una t-shirt con la frase “Let’s Go to Mexico”.
Christian Siriano
Después de unas vacaciones en el paradisiaco destino de Isla Mujeres, Quintana Roo, el diseñador norteamericano encontró la inspiración perfecta para su colección primavera/verano 2014 en la que incluyó colores brillantes, grecas, rafia y otros materiales naturales.
“Yo viajo todas las semanas a mi casa, allá al cerro, donde agarro hilos, telas y más cosas. Vengo aquí a la ciudad con la esperanza de vender y de sacar, pues, un poquito de dinero. A mi no me importa que las empresas grandotas usen lo que usamos, si así nos dan más valor a nosotros y a nuestro trabajo, que hagan  lo que quieran.”
Otra vez me cruzo con una pila de hilos, aquí y allá pedazos de tela que no parecen pertenecer a nadie. Hilos que suben y bajan bajo el mando de un par de manos que no cesarán el movimiento, no se detendrán. Arriba y abajo, se cruzan y se enredan, pero al final cada hilo tiene su lugar. Marta me contó su historia, y a pesar de que esperaba que yo la compartiera, no cabe duda que la mayor esperanza la tiene puesta en su trabajo.

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