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viernes, 1 de noviembre de 2019

Envuelta en cultura

El fin de semana me adentre a la aventura de visitar la Colonia San Ángel y sus mágicos mercados que todos quieren conocer.
Fernanda Méndez
El Bazar Del Sábado en la Colonia San Ángel se vuelve un momento de espectáculo para los extranjeros y los natales, un gran ambiente para explorar el fin de semana. 
Llegué al  famoso Mercado De San Ángel, su nombre oficial es Mercado Melchor Múzquiz, el cual cuenta con más de 50 años de vida y se encuentra en uno de los barrios más antiguos de la Ciudad de México. Este mercado fue inaugurado el 12 de noviembre de 1958, por lo tanto se veía viejo, aunque en el 2008 fue remodelado, su vibra se sentía anticuada.
En la fachada pude observar un mural que pintó Ariosto Otero, donde plasmó la historia de las actividades relacionadas con el comercio y con personajes populares del cine, la música y las artes plásticas. 
Una vez dentro, fui envuelta por el folclor, la gastronomía, las frutas y verduras frescas. Era temprano, acababan de abrir el mercado y aún así  el área de comida se encontraba saturado, sus deliciosos platillos son muy aclamados, por lo tanto no había ni un lugar vacío. La gente era amable, al preguntarles cualquier duda, contestaban educadamente, felices de poder ayudar.
El ambiente era cálido y agradable, la gente que te rodea te hace sentir seguro, en ningún momento te sientes amenazado ni en peligro.
Decidí salir del mercado para poder conocer más, caminé hacia el “Bazar Del Sábado”, donde encontré variedad de productos, desde artesanías, joyería, ropa y pinturas.
En el camino me encontré a un fotógrafo y una modelo, listos para una sesión de fotos  alrededor de las coloridas pinturas que encontraban alrededor de una gran fuente. Envuelta de colores, estaba ella, posaba con talento, con un vestido azul claro, debajo una blusa amarilla, con el pelo suelto y sombras de ojos del color de su atuendo. 
La producción era simple, pero llamativa, hicieron las fotos rápido para no estorbar a los compradores.
Después de explorar los puestos, entré a una casa muy espaciosa que vendía artículos de alta calidad, joyas, collares de oro y plata, pinturas con marcos de oro, tallados de madera, comida natural, productos de belleza 100% naturales, etc. Esta casa era conjunto de lo que se encontraba fuera pero iba dirigida a otro público, el contraste era grande, encontré a menos gente comprando , la mayoría eran extranjeros.
Una vez fuera del “Bazar Del Sábado”, me dirigí hacía una casa llamada “Tocamadera”, que estaba dedicada a los irlandeses que lucharon por  México en la Invasión Norteamericana. Su arquitectura era colonial, amplia, dos pisos, con ventanales,balcones, decorada con muebles mexicanos, artesanías, el piso era de loseta antigua con  piedra, jardines con plantas cuidadas y una fuente redonda, una casa muy estilizada.
Cada minuto que pasaba en San Ángel se llenaba más y más, volví a pasar por los artistas independientes y sus pinturas, más extranjeros llegaban curiosos a observar y a comprar.
Decidí que era hora de partir, me despedí de los puestos, pasé por el “Jardín Del Arte”, un amplio jardín lleno de flores, árboles antiguos, contaba con un área de juegos donde corrían dos niños  pequeños mientras reían, sonreí, me despedí del lugar, alegre del buen momento que había tenido, estaba segura de que volvería pronto a ese bello lugar.

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