Entrevista
a Luis Ernesto Serna, ex Secretario Particular del antiguo Jefe de
Gobierno de la CDMX.
Se
podía percibir lo sofisticado del lugar, a primera vista un tragaluz llenaba la
oficina de calidez. Su escritorio saturado de papeles, no imagino la cantidad
de trabajo al que se enfrenta cada día. Mi atención fue robada por una vitrina,
empotrada a la pared, contenía una colección bastante peculiar; enfilados una
serie de cabezones de todos los presidentes desde Guadalupe Victoria hasta
Enrique Peña Nieto. En una de las esquinas de la oficina se levantaba la
bandera de México y a su lado un librero color chocolate con libros históricos
de nuestro país. Sentado con un cigarro, repasó los recuerdos que
guardaba, parece un hombre serio y dedicado a su trabajo, nadie lo podría sacar
de aquella oficina.
Desde
chiquillo
Luis
Ernesto Serna nació un 7 de febrero de 1970, en el estado de Durango, llegó a
la Ciudad de México pero él ya tenía su destino escrito, ser amigo del ex Jefe
de Gobierno Miguel Ángel Mancera Espinosa. A las afueras de la calle Petén, en
la colonia Narvarte, un grupo de amigos se reunía para jugar cascaritas. Su
amistad nació y se conserva hasta ahora, todos los capitalinos fuimos
testigos de la uña y mugre entre estos dos durante el gobierno de EPN. Era un
niño muy hiperactivo podría decirse que hasta problemático.
–
Sí, el Chayote, ah qué madrazo le metí – las carcajadas se apoderaron de
su persona, pobre de su amigo Fernando, recibió un empujón y de remate un golpe
en la cabeza contra un poste de luz.
–
Espérate eso no fue lo mejor, su madre salió corriendo con tijeras, le cortó
los pelos a su hijo en la herida, le puso limón y le prendió fuego para
cauterizar.
Sus
mejores momentos estaban marcados sobre las calles de la colonia, a los 6 años,
él y sus amigos decidieron poner a prueba la moto de Juan Carlos Herrejón,
quien tenía una motocicleta blanca; amarraron una avalancha a la parte
trasera del vehículo y se iban a la Glorieta de Vertiz a dar vueltas con ella.
Conoció
a su esposa a los 17 años, María de los Ángeles, a los 18 años contrajo
matrimonio; sí por embarazo. Fernanda nació a los 19 años, empezó a trabajar en
el INEGI pero seguía viviendo con sus padres. A sus 24 años su segunda hija
arribó, Paulina, a los 29 años tuvieron a Luis Ernesto, mejor conocido
como Neto; dando el cierre al los
miembros de la familia. En 2005 renunció
a su empleo para trabajar en seguimiento de procesos del ISSSTE junto a su
hermano José Manuel Serna. Hasta el 2010 que se volvió consejero de Margarita
Zavala y de ahí a ser la mano derecha de Mancera en 2012.
El
Viejito
Era
algo de esperarse, recordar los últimos momentos de su padre, a cualquiera le
transforma el rostro. Con movimientos sosegados, le dio otra calada a su
cigarro. Su padre, Julio Serna Beltran,
murió el 13 de diciembre de 1998 a los 81 años.
–
Ah, el Viejito.
En
las últimas semana se la pasaba acostado en cama, su madre María Luisa, en
silla de ruedas y Luis seguía viviendo en su casa, así que se dedicó a
cuidarlos. Fue una época difícil, eran muchos gastos entre hospital y
funeraria.
–
Cada 13 de diciembre y 13 de mayo nos comemos un helado de maracuyá, era el
favorito de mi papá.
Julio
Serna padre siempre les inculcó el valor de la lealtad, compromiso por lo que
hace y por supuesto, el amor a la familia. Esas palabras resonaban en la
habitación poco a poco su boca expresó más palabras. Era necesario que su
familia tenga la sensación que su abuelo los acompañaba. Cada comida del 24 y
31 de diciembre, El Viejito quería a toda la familia para celebrar las fiestas
y cada 15 días es temporada de fútbol reunirse para ir al estadio de CU.
Lo
más preciado
–
Mi pilar es mi esposa, Ángeles sin duda estos 31 años de estar juntos, le
agradezco por estar junto a mi cuando no tenía nada.
Su
matrimonio ha perdurado, el único de sus hermanos exento del divorcio. Su mayor
satisfacción es ver cómo su familia ha crecido en los últimos años con sus
nietos Sebastián, José María y el recién nacido, Nicolás.
–
Ver a Neto por fin decidido sobre su carrera, me trajo una paz.
Se
veía orgulloso, al parecer su hijo ya tiene el control de su futuro, algo que
parecía imposible dado los problemas escolares en su infancia. El sonido de su
celular lo distrajo de sus pensamientos, tomó la llamada. Usaba una camisa
blanca entallada, en los extremos unas mancuernillas definían las mangas, un
pantalón gris cuadriculado con unos zapatos tipo bostoniano. Terminó la llamada
diría que ese hombre no tiene filtro, la naturalidad con la que platicaba con
un tono elevado de bromas era refrescante.
–
No podría olvidar aquella vez cuando fuimos al gotcha en el cumpleaños del
“Pelón” – hermano mayor de Luis – decidimos fusilarlo, los 40 gueyes les
descargamos todas la balas mientras corría de un lado a otro.
Esoso
hobbies que fueron un sacrificio al iniciar el sexcenio de Mancera, los sábados
en Six Flags y rematar con el deleite de una carne asada.
–
Me cagan, no las soporto, les tengo mucho miedo – su respuesta fue tajante,
odiaba las inyecciones , operaciones; al igual que otros miembros de la familia
Serna, quienes se identifican con este temor. Parecía que hablar de su familia
daba en el talón de Aquiles del político.
Zócalo
a través de la ventana
–
Llegar a tener esta vista, privilegiada fue duro – algunos de los mejores años
de su vida los tuvo sentado en la silla que actualmente conserva, un pedazo de
aquella oficina que le recuerda los buenos pero duros momentos que tuvo en
aquél puesto. Su asiento era negro, con su nombre bordado en la parte de atrás
y con sus iniciales en la cabecera.
Todo
comenzó en el 2008, cuando Miguel fue Procurador de Justicia del Distrito
Federal, le ofreció ser su secretario particular, pero su amigo de la infancia
lo rechazó; en su lugar su hermano Julio aceptó el puesto. Mancera renuncia a
su puesto como procurador el 6 de enero del 2012 para lanzarse como Jefe de
Gobierno. En toda su campaña Luis Serna, se encargó de manejar la agenda y
Julio César de organizar los diferentes eventos a los que el ex mandatario asistía.
En julio fue la votación, el PRD fue el partido vencedor y luego de esto aceptó
ser el Secretario particular durante el sexsenio. Su apoyo fue evidente hacia
su yerno Carlos Jiménez Rodríguez, esposo de su primera hija, para la
candidatura en la Asamblea Legislativa en el DF por el PRD, pero
perdió.
–
Nunca darte por vencido – la frase que lo acompañó durante sus años de
vida.
No
era como cualquier trabajo, estaba claro del calibre de un puesto de gobierno.
Pero todo fue más sencillo, la amistad de años con su jefe hizo del cargo
cómodo, junto con la confianza de decirse entre ellos las ideas y hablarse
siempre con la verdad.
Al
finalizar los seis años, una ola de paz lo atravesó, podría ver más seguido a
su familia, dormir más horas. Le agradó como nunca ser parte del cuerpo
responsable de la actividad de la Ciudad de México, la responsabilidad que
tenía al ser el tercer hombre más importante de la ciudad.
–
El que nada debe, nada teme – fue como describió su situación actual ante las
circunstancias que él y su hermano han sido expuestos por los
medios.
Se
paró de la silla, apagó su cigarro en el cenicero.
–Me
estoy cagando de hambre, ¿vas a gorrear?
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