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domingo, 3 de noviembre de 2019

Curiosidades en un lugar inesperado


Eran las 2 de la tarde de un hermoso día, era un día para disfrutar en el exterior, pero la 
actividad que yo hice no incluía el exterior. Bajé por las escaleras de ese lugar, oscuro pero 
lleno de vida, algunas personas caminaban aprisa, otras caminaban con calma, otras vendían 
comida y otros estaban inmersos en el mundo de su celular. 
El metro siempre me ha parecido un lugar muy curioso, y el metro Chabacano no es la 
excepción, caminé para descubrir el lugar, pensé que era igual a todas las demás estaciones, 
el ruido, la gente e incluso de repente unos olores desagradables que llegaron a mi nariz, y sí, 
este metro tenía todo eso, pero también tenía cosas que no había visto antes. 
Un mural, un mural pintado por José Guimaraes que llamó mi atención, cuyo nombre era 
“Civilización y Cultura”. Llamó mi atención por sus colores y formas, formas que no entendí 
por completo, pero también me sorprendió que nadie se detenía a verlo. No sé si es porque 
pasan mucho por ahí o simplemente porque no le dan importancia a esos detalles, incluso 
imagino que hay gente que por más veces que haya pasado por ahí no lo ha notado, porque 
todos están metidos en su propio mundo, nunca nos detenemos a ver lo que nos rodea. 
Continué caminando, cada determinado tiempo escuchaba el estruendoso ruido del metro 
cuando estaba por llegar y el chillido al frenar, ese chillido me ponía la piel chinita. Me frené 
y observé a la gente entrar y salir. Aunque era domingo mucha gente vivía a prisa, los que 
querían entrar no se molestaban en dejar salir en los que estaban en la puerta, lo que ocasionó 
de repente insultos entre personas, claro que a los insultados no pareció importarles, 
respondieron con otro insulto y volvieron a su mundo, el mundo en el que únicamente 
importa lo que ellos quieren. 
Decidí que aunque la conducta de las personas era interesante, no iba a cambiar mucho, por 
lo que continué mi camino, en búsqueda de nuevas sorpresas. Llegué a la línea 2 y descubrí 
algo que sinceramente me sorprendió, una biblioteca, su nombre era “Biblioteca Benito 
Juárez”, a través de los vidrios se podía observar el interior, y al observarlo sentí el ambiente 
que había adentro, callado y tranquilo. Al mirarla con más detenimiento noté que en la parte 
superior había un mural. Este llevaba el nombre “Urbanhistorias del rock día” sinceramente 
me pareció muy curioso por lo que había pintado, era una calle con personas y coches, un Sol 
brillante y una cantina, la gente en el mural parecía disfrutar su día, te transmitía paz y 
alegría. 
El tiempo pasaba y cada vez me sorprendía más lo que veía, no estaba acostumbrada a ver 
bibliotecas o murales en una estación de metro, no sé si es porque nunca me he fijado como 
el día de hoy o porque no hay, solo sé que para mí fue una experiencia nueva. 
Pensé que y no iba a haber nada más por ver, pero al darme la vuelta y ver frente a la 
biblioteca, descubrí una exposición de fotografías, fotografías viejas que mostraban el metro 
antes y personas trabajando en su construcción. De todo lo que vi esto fue lo que más llamó 
mi atención, pues cada fotografía mostraba una historia diferente, un día diferente, un tiempo 
diferente. 
Finalmente decidí que era momento de irme, así que caminé por donde entré, para mí fue 
toda un descubrimiento e incluso cambió mi día, aunque al salir noté que el que mi día 
hubiera cambiado no significa que nada más cambiara, pues mientras iba saliendo, continué 
observando a la gente, y aunque eran distintas a las personas que vi al principio, su actitud 

era la misma, todo era lo mismo, todo menos mi perspectiva sobre el metro. 

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