La muerte de uno de los fotógrafos más
conocidos en el mundo de la moda, nos dejó retratos que revolucionaron la percepción
de la belleza en su forma más natural.
Peter
Lindbergh no fue solo un fotógrafo que incursiono en el mundo de la moda. Sus
fotografías son más que el retrato de modelos de las más famosas revistas como
Vogue, Rolling Stone, Vanity Fair. Peter exploro la parte más real y orgánica
de las fotografías de moda sin recurrir a grandes cantidades de producción y
maquillaje. Él logra romper con los patrones normales, teniendo resultados más
naturales.
La
forma en la que Lindbergh retrataba a las modelos, nos lograba transmitir la
feminidad en su totalidad. Nos mostró una perspectiva profunda y menos vana
sobre lo que el mundo de la moda nos ofrece. Capturando la verdadera belleza
desde el sentido humano; tocando el alma del público y las modelos. El fotógrafo
alemán murió este 4 de septiembre, dejando su legado de 30 años de trabajo con
las capturas más ingeniosas, sencillas; pero con un impacto en el mundo de la
moda.
Su
carrera comenzó con un trabajo en la revista Stern junto con Helmut Newton,
pero pronto se deslindó de las imágenes cargadas de artificios en el mundo de
la moda en los años setenta y ochenta, acercándose a la fotografía
documentalista. La técnica que favorecía lo que quería retratar, era el blanco
y negro porque el rostro estaba cerca de la perfección. Lindbergh firmó tres
calendarios Pirelli, en el último decidió reunir a 12 mujeres de todas las
edades para retratarlas sin artificios.
Con
la portada de Vogue Reino Unido de 1990, Lindbergh paso a la historia. Visualizo
como sería la siguiente década y pudo retratarlo con una sola modelo. Algunas de las modelos icónicas de la moda de
los 90: Cindy Crawford, Naomi Campbell, Linda Evangelista, Tatjana Patitz y
Christy Turlington; fueron la portada de la revista dando comienzo a la era de
las top models.
Su
último trabajo para la edición de septiembre de Vogue en Reino Unido, Meghan
Markle selecciono a 15 mujeres para la portada coral. En la portada no falto el
estilo de Lindbergh sin maquillaje y ningún retoque. La pérdida de los mejores fotógrafos
redefinió la fotografía de moda contemporánea y estándares de belleza a mujeres
de todas las edades.
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