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domingo, 18 de octubre de 2020

El riesgo sigue latente


"Ni siquiera los doctores que me atendieron se lo explican, mi pronóstico era morir dentro de 5 días"


El Dr. José Manuel Alcaraz Hermosillo sobrevivió tras haber sido contagiado de COVID-19 durante su labor. Igualmente fue el segundo paciente en ser extubado con vida del Hospital General Regional 1 Dr. Carlos Mac Gregor Sanchez Navarro. Anestesiólogo egresado de la UNAM con posgrado en el seguro social, centro médico nacional siglo XXI; Se ha destacado por su compromiso y excelente desempeño en su labor, siempre preocupado en ayudar a las personas y cumpliendo a pesar de todo. Es por esto mismo que es reconocido en su mismo medio por un gran número de personas, entre ellos: doctores, enfermeros, especialistas, etc. Además es un padre de familia que siempre ha visto por darles lo mejor a sus hijos Manolo y Montse junto con su esposa Lucero. 


Camino sin retorno

“Como todos los doctores en el cumplimiento de mi deber, me infectó de COVID-19 una paciente de parto”. Ese día, el ginecólogo el pediatra y el anestesiólogo resultaron infectados. Una semana más tarde de haber atendido a la paciente, el doctor Manuel comenzó a tener un poco de febrícula, después comenzó a desaturarse y comenta que su esposa fue la que se dio cuenta que tenía los dedos de los pies morados; “físicamente me sentía un poco cansado, pero no tuve tos, ni perdí el sentido del gusto, yo pensé que estaba agripado”. No fue hasta que su esposa, que también es doctora le dijo que fueran al hospital. “Llegué al IMSS Hospital General Regional 1 Dr. Carlos Mac Gregor Sanchez Navarro con una saturación de 75% y ya no salí”. Lo interrogaron, le pusieron un oxímetro y de ahí pasó a la tomografía. Me dijeron “Doctor usted se tiene que quedar internado”. En esos días, la información apuntaba a que el principal síntoma era la tos, sin embargo, no presentaba ese síntoma. 

Lo vieron en urgencias, le hicieron una tomografía; “la persona encargada de hacérmela, sin saber que yo era doctor dijo delante de mí que tenía 92% de tejido pulmonar afectado, era muy difícil que saliera adelante, menos en una enfermedad nueva, teniendo el límite de la edad y sobrepeso, todo apuntaba a un mal pronóstico”. Sin embargo, no es diabético, ni hipertenso, ni fumador; “Pero cuando escuché eso, lo primero que pensé era en que me iba a morir y no puedes hacer nada más que aguantar” declaró mientras se le quebraba la voz y los ojos se le llenaban de lágrimas. 

 

Confiar en el protocolo 

A los cinco minutos de haberlo trasladado a urgencias ya se encontraba saturando al 95%, posteriormente los doctores llegaron con las pruebas del laboratorio y empezaron a comentar los resultados, nuevamente sin saber que el era doctor; “A pesar de ello, reconocí que en ese momento yo era un paciente, no puedes opinar, tienes que confiar en ellos, no los puedes hacer cambiar de opinión, debía apegarme al protocolo”. 

Le dieron preferencia de una cama en terapia intensiva, estuvo intubado 19 días y 11 extubado, con líquidos vía intravenosa y nutrición parenteral; “Si hubiese sido cualquier otra persona, me hubiese tocado un trato completamente diferente, quizá si no hubieran sabido que yo era doctor me hubiera muerto”. Después de los 19 días le realizaron pruebas para ver si podía despertar, en este procedimiento lo que hacen es cerrar los medicamentos que le están poniendo al paciente, determinación de gases, revisan si es capaz de deglutir, la frecuencia que maneja, y los reflejos.


Una lucha constante

“Cuando me pusieron boca arriba y me revisé me di cuenta de que no tenía traqueotomía, normalmente la hacen entre los 10 y 15 días, yo aguanté 19 días y no me la hicieron, pero fue gracias al apoyo de mis amigos, porque yo les dije que traqueos no”. No firmó ningún documento, pero dejó dicho a su esposa que no quería ese procedimiento, sin embargo, en la desesperación ella ya la había autorizado. “Yo le dije a ella que no, porque puedes salir con muchas secuelas y te vuelves una carga para tu familia”.

 “Al quitarme el catéter central, me perforaron la pleura de un pulmón, asimismo contraje una infección nosocomial”. Cuando lo despertaron comenzaron a hacerle preguntas, decía no recordar el momento en el que lo extubaron; “Me preguntaban mi nombre completo, a qué me dedicaba, dónde estaba y cómo se llamaba el lugar donde estaba, pero solo me acordaba de mi nombre”. Manuel no estuvo enterado de todos los acontecimientos mientras estuvo dormido, dijo no haber sufrido a pesar de tener un 97% de probabilidad para morir. Yo despertaba amarrado de las manos, supongo que me ponía agresivo, les decía ¿Por qué me amarran?, no me amarren, si estoy tranquilo, ¿Por qué me amarran?, me dolían los brazos”.


¿Milagro o trabajo duro?

“Quizá sí fue un milagro porque yo tenía todo en contra, pero bueno tienes que ver qué la gente que me trató en el hospital le echó muchas ganas, primeramente se lo atribuyo a eso y después a Dios”. Manuel no se sintió más espiritual después de todo lo sucedido, nunca tuvo una imagen de Dios o alguna señal. “Pero de qué fue un milagro fue un milagro, quizá es la única forma de definirlo, ni siquiera los doctores que me atendieron se lo explican, mi pronóstico era morir dentro de 5 días”. 

Después de haber salido del hospital, contactó a Miguel, uno de sus amigos y encargado, que estuvo de principio a fin; Miguel lo reconoció porque cuando entro al hospital vocearon el nombre de José Manuel Alcaraz y justo estuvo ahí para ir a buscarlo; Él fue quien le consiguió la cama en terapia. “Son gente que conoces de afuera que nunca piensas que te los vas a encontrar ahí, entonces llegan y te dicen que no te preocupes que ellos te van a cuidar, me decían yo no tengo placer de conocerlo, ni de tratarlo, pero lo voy a cuidar hoy, lo que te dan es confianza, yo sabía que no me iban a dejar, lo único que me quedaba era confiar en ellos, en que iban a hacer las cosas bien y hasta ahí me quedé”. Días más tarde se le informó a Manuel que había sido el segundo paciente extubado con vida por COVID-19 del Hospital General Regional 1 Dr. Carlos Mac Gregor Sanchez Navarro .                    


La calma después de la tormenta 

 “Pues yo me siento casi igual que antes, lo único en lo que recapacitas es que puedes estar muy cerca de la muerte y piensas como es que tu muerte puede afectar a tu familia”.El doctor va para tres meses en rehabilitación con una internista y una fisioterapeuta para volver a caminar. Manuel ya había padecido de polirradiculopatía, por lo que se vió mayormente afectado en los nervios de los brazos y de las piernas, salió sin poder mover ninguna extremidad. “Se ignoran muchas cosas de esta enfermedad, todas las complicaciones que pueden surgir antes, durante y después, las secuelas que quedan son graves, cualquiera que sepa de Medicina no puede pensar que esto surgió de la nada, porque pega en todos los sistemas. Siguen llegando pacientes más jóvenes y con más complicaciones que antes; La gente tiene que prevenir, el problema es que no entienden”. Finalmente Manuel asegura que volverá a trabajar una vez que esté recuperado, "ya quiero empezar a trabajar, nada más necesito empezar a caminar bien y ya”. 

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